SARITA MONTIEL:
“YO NO ME CONSERVO…
¡SOY JOVEN!”
SARITA acaba de
filmar la película “Varietés”, en la que ha trabajado a las órdenes de Bardem.
Se siente muy satisfecha y dice estar cansada. Sus proyectos inmediatos son:
primero, ir de vacaciones por Europa; después, cumplir con un contrato para
trabajar en TV, en Nueva York y Los Ángeles. ¿Otros proyectos de películas en
perspectiva? De momento, la actriz no responde.
He llegado a
casa de Sarita, en la Plaza de España, con la prisa pisándome los talones y el
sol en la cabeza. Sarita me ha dado el tiempo justo para personarme. “Estoy a punto de acostarme”, me ha dicho. Y no es
que Sarita prefiera dormir de día, pero es que hoy ha finalizado la filmación
de “Varietés” y todavía no se ha acostado.
-¡Huy!,
perdona que te reciba así, pero es que acabo de llegar de los estudios.
Imagínate, hoy ha sido el último día de filmación, algo agotador. Hemos acabado
pasadas las diez de la mañana.
La niña que
soñaba con ser actriz mientras envolvía naranjas en Orihuela vive hoy entre
sillerías chinas, lámparas “art-nouveau”, figuritas de arroz, cerámicas
mejicanas y pájaros de porcelana en un gran salón en donde yo apenas he
aguardado unos minutos antes de que apareciera ella.
Un año cantó en
la procesión de Semana Santa de Orihuela, gracias a lo que algunos directivos
de Cifesa se fijaron en ella. Después, en 1942, a Madrid, en la posguerra del
estraperlo. En 1944 Sara Montiel había llegado a las puertas del cine con
“Empezó en boda”, a la que sigue “Mariona Rebull”, en el año 1946, película en
la que canta por primera vez un cuplé. Este tipo de producto iba a dar sus
grandes taquillazos. “El último cuplé”, en el 57, “La violetera”, en el 58.
Lilian de Celis resucitaba en la radio la nostálgica moda ya olvidada de los cuplés.
Sara Montiel resucitaría esta moda en el cine.
“Nena, me decías loco de pasión,
nena, que vida llenas de ilusión;
deja que ponga con embeleso
junto a tus labios la llama divina
de un beso”.
Luego vendrían
“Carmen, la de Ronda”, en el 59; “Mi último tango”, “La bella Lola”, “La reina
del Chantecler”, “La mujer perdida”, “Esa mujer”, “Tuset Street”, en los años
60. Y, ahora, inicia la década de los 70 con “Varietés”.
-Hábleme de
“Varietés” y de Bardem.
-“Varietés”,
Bardem; sí, claro. Bardem es un hombre estupendo. La película está llena de
mensaje social, pero nada de política; normal. El guión ha sido todo escrito
por él. Lo ha sacado de sus propias carnes. El tema, ya sabes, basado en la
vida de varietés de los años 30. Los sinsabores del amor y todo eso.
Durante el
primer matrimonio de Sara con Anthony Mann dijo la actriz que aprendió los
secretos del cine. “Estuve a su lado
permanentemente en las salas de montaje y gracias a él podría dirigir una
película”. Después de “Esa mujer” Sara había confesado que tenía muchos
deseos de dirigir una próxima película.
-Sara, ¿qué
tienes tú que ver en la película “Varietés” aparte de como actriz?
-Nada,
absolutamente nada. Es una película dirigida totalmente por Bardem.
-¿Y la
financiación a cargo de quién…?
-El
dinero es exclusivamente su propio dinero. No hay dinero de nadie más y,
además, no puedo decir que sea una película de encargo, porque sería mentira.
La dirige él y la financia también él.
Sara dice que
sus autores favoritos son Hemingway, a quien conoció en La Habana, Unamuno y
Miguel Hernández, que lee el periódico cada día y que ahora está leyendo por
segunda vez “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.
-Me
parece uno de los libros más impresionantes que he leído. Me gusta la
humanidad, la sencillez y la tragedia del tema.
La llamada
sucesora de Raquel Meller se casó en Los Ángeles por el rito judaico con
Anthony Mann. Más tarde obtendría la anulación de su matrimonio y, también en
marzo, pero del 1964, se casó de nuevo con José Vicente Ramírez Olalla en la
iglesia de Montserrat de Roma. Ahora de nuevo rumores en torno a que su vida
privada está en crisis. Hay quienes dicen que no se llevan bien; otros, que
está separados.
-Nada,
somos un matrimonio normal, no estamos separados y somos muy felices.
-¿Muy felices?
-Bueno,
ya sabes; tenemos nuestras cosillas, como todos los matrimonios, pero nos
llevamos bien. Yo hago mi vida de artista y él hace su vida de negocios.
-Sara, de entre
las cosas que pasan actualmente en el mundo, ¿cuál te parece la peor de todas?
-Pues…
sí, el hambre en la India. Es canalla, ¿no? Lo que pasa es que los hombres
somos malos. Si la gente fuese menos ambiciosa, esto estaría arreglado.
Sara dice que le
gusta el color blanco, las esmeraldas y las rosas. Que su personaje histórico
preferido es Cristóbal Colón y que la música le gusta toda: Beethoven, Chopin,
Los Beatles, Raquel Meller…
-Si pudieras
pedir tres favores a una hada, ¿qué le pedirías?
-Le
pediría una niña de mi madre, un poquito de su pelo y un trocito de la mantilla
con que la amortajé, que supongo estará intacta.
-¿Cuántas horas
al día dedicas al cuidado de tu persona?
-Rica,
yo no dedico ninguna hora a esto; me arreglo en un momento y listo.
-¿Y cómo haces
para conservarte tan bien?
-Habrás
querido decir para estar bien, porque yo no me conservo. Soy joven, lo de
conservarme ya llegará pero mientras se es joven, nada de eso. ¿Comprendes, no?
Comprendo, oigo,
veo y digo: Adiós, Sarita.
Texto: ANNA BALLETBO
Fotos: JULIO WIZUETE
EL RECORTE CCCLIX
A tenor del éxito de "Varietés", Sara Montiel hacía estas reflexiones para la revista Semana en su número de 27 de noviembre de 1971.
EN SU PRÓXIMA PELÍCULA EN LA QUE ENCARNARÁ A EUGENIA
DE MONTIJO, POSIBLEMENTE ACTÚE LIZ TAYLOR
La superguapa
SARA MONTIEL
tira con bala
“SOY LA MEJOR. MI SUCESORA NO HA NADIDO TODAVÍA”
DICE SARA:
“Los kilos que sobran pueden quitarse. Es la fealdad
lo que no tiene solución”
He tomado café
con María Antonia Abad, más, mucho más conocida por Sara Montiel en el
rutilante mundo del espectáculo. Ahora bien: ¿es noticia que el periodista haya
tomado café –exquisito, por cierto- con la más universal, discutida y, al mismo
tiempo, indiscutible gran estrella de nuestro cine? En este caso, sí, porque
Sara estuvo locuaz, comunicativa, ocurrente, intencionada… Detalle
significativo y elocuente: entre el primero y el último sorbo transcurrieron…
tres horas. Tres horas de “show Montiel”.
Trataré de
resumirlo –difícil empeño- en el breve espacio de una entrevista periodística.
Todo empezó cuando felicité a la estrella por su último y resonante éxito:
“Varietés”.
-Muchas
gracias, hermoso. Pues supongo que este éxito no les habrá sentado muy bien a
algunos… y a algunas.
-¿Tan mal se
lleva con su colegas?
-No
es eso. Yo me llevo bien con todos, o, al menos, eso es lo que quiero. Pero una
no es dura de oído… Hay por ahí “camaradas” que llevan muchos años esperando
que me dé la “torta”… Y, claro, como nunca me la doy, sufren mucho, se excitan…
¡Qué pena!
Viste pantalones
y jersey de cuello alto. Es claro que está resfriada. Sara convalece de una
gripe. Pero pocas veces la he visto tan animada y habladora como hoy. La
Montiel está sobrada de nervio y temperamento, sobre todo cuando juega con
cartas seguras: su último éxito.
“NO ME PERDONAN QUE SEA GUAPA”
-Lo
que pasa conmigo es muy curioso –prosigue, tras pulsar el efecto de sus
últimas palabras-. Algunos no me perdonan que sea
una mujer guapa, que tiene lo que hay que tener… Se ha llegado a decir que
llevo grapas debajo del pelo para estirarme la frente. Y que me han puesto
imperdibles detrás de las orejas para tirar de la cara… ¿Es o no es gracioso?
¿Sabe lo que pienso de todo esto? Que hay colegas que están “negros” porque
llevan varios años diciendo que Sara Montiel está terminada… Y disfrutan cuando
me ven con algunos kilitos de más… No saben, tal vez, que los kilos se quitan…
¡Lo que no tiene solución es la fealdad!
Y se queda tan
tranquila y orgullosa tras sus últimas palabras, que, reconozcámoslo, no están
huérfanas de razón. Me refiero a los kilos y a la fealdad… Luego, de pronto, se
pone en pie y, accionando “a la italiana”, prosigue su pintoresca y sugestiva
conferencia:
-Todas
mis colegas pueden hacer lo mismo que yo. Es más: las hay que me aventajan en
años, porque tienen diez o doce menos que yo. Pues bien, si pueden hacer lo
mismo que yo, y no lo hacen, cabe preguntarse: ¿por qué? Habría que interrogar
a las interesadas… Otra cuestión: está poniéndose de moda entre nuestras
artistas salir en la pantalla ligeritas de ropa. Como si descubrieran ahora el
Mediterráneo… ¡Pero si yo ya salía así hace nueve años, cuando me “buscaba la
pulga” en “La reina de Chantecler”!... Ya le digo: es para morirse de risa…
-Por cierto,
Sara, usted que es experta en la materia podrá satisfacer mi curiosidad: ¿hasta
qué edad es aconsejable que una estrella aparezca ligerita de ropa en el cine?
La respuesta no
se hace esperar:
-Eso
no depende de los años, sino del “estado” de la interesada.
LA SUCESORA DE SARA
Sara, con ese
gracejo más o menos desgarrado que le caracteriza, pasa a analizar el “estado”
de algunas de nuestras estrellas… Su diagnóstico me lo callo porque no quiero
dar origen a un conflicto peligroso…
-¿Hay sucesora
de la superestrella Sara Montiel?
Me mira. Pone
cara de no haber roto un plato en su vida, y, con voz compungida, responde con
otra pregunta:
-Pero,
hijo, ¿cómo va a haber una sucesora de Sara Montiel si en España no hay
estrellas? Y no las hay porque no puede haberlas. Nuestra industria
cinematográfica o no puede o no sabe crearlas y, mucho menos, promocionarlas en
el mundo entero… Yo me hice estrella a fuerza de mucho trabajo, de mucho
empeño… Bueno…, ¡y porque soy Sara Montiel! Nadie sabe lo que tiene que bregar
en este país una actriz de categoría, en el terreno que sea, para supervivir…
En cuanto pasas de los treinta o consideran que ya estás muy vista, quieren
jubilarte. En Francia, sus grandes estrellas son ídolos intocables, admirados y
mimados por todos. ¡Ah, la envidia, ese defecto tan ibérico!
El lector no
debe suponer que Sara Montiel estaba contrariada, harta, fuera de sí… No, no.
Al contrario. La vi más segura de sí misma y más optimista que nunca. Lo que
ocurre es que Sara, fuera de los estudios –donde sólo, piensa en su trabajo-,
es así: castiza, sarcástica, sutil, irónica, orgullosa (quizá porque puede)…
-En cualquier
caso, Sara, ¿le molesta el “qué dirán”?
-Pueden
decir lo que quieran. Me trae sin cuidado.
Da otro paseo
alrededor del sofá de tres plazas, y vuelve a sentarse, satisfecha. Hay
cigarrillos sobre la mesita. Quiere fumar, pero se contiene, siguiendo las
recomendaciones del doctor. Quizá este “querer y no poder” pone al rojo vivo su
proverbial temperamento… Y entonces, Sara echa chispas…
QUIERE DIRIGIR CINE
-¿Qué hará
cuando se retire?
-Dentro
de quince o veinte años…
-Eso es. ¿Qué
hará?
-Lo
más seguro es que dirija películas. Me siento capacitada para ello. Lo que no
haré, desde luego, es dedicarme a vegetar. No encaja con mi forma de ser.
Siempre he sido una mujer muy activa.
Y muy
sentimental, justo es consignarlo, aunque algunos –los que apenas la conocen-
lo duden. He aquí un detalle definitivo: esta entrevista se celebra en el piso
de Vicente Parra, ubicado en la misma casa donde Sara posee el suyo. Bueno,
donde lo poseía. Porque lo ha vendido.
-En
él murió mi madre. En él vivimos juntas muchos años. Era un piso lleno de
recuerdos, amables, unos; amargos, otros… Sobre todo, el de mi madre… Además,
¿qué hacía yo sola en un piso tan grande? Por eso lo he vendido. Y hasta que
viva en el chalé que pienso hacerme en Somosaguas, Vicente me ha dado
hospedaje. Somos excelentes amigos.
Parece
inevitable hablar con Sara Montiel del dinero, pues siguen diciendo que es la
estrella española que más cobra. Pero también parece inevitable que Sara eluda
este tema. Me dijo en cierta ocasión: “Eso de la
evaluación global no me gusta. El Fisco y yo nos llevamos mal.” Por lo
visto los acontecimientos no han variado… Y no es que Sarita se haga la pobre
(sería excesivo), pero tampoco presume, como en otros tiempos, de joyas y
riquezas. Ahora se cuida…
-Sólo
gano un sueldo por mi trabajo. Soy una jornalera. De los millones y millones
que producen mis películas, se beneficia el productor, de lo cual me alegro,
pues para algo arriesga su dinero.
Ya sólo faltaba
interesarme por Sara-mujer. El rostro de Sara-mujer se iluminó al revelar:
-A
Sara-mujer le van las cosas fe-no-me-nal-men-te –y recalcó la última palabra.
-¿Sigue creyendo
en el amor?
-Naturalmente.
Soy una mujer… Pero también creo que el amor entre dos personas puede morir
algún día. Todo tiene un principio y un fin.
***
No descansa, se
niega a descansar. Ya piensa en sus próximas películas: una, en Rusia; otra, en
Méjico, coproducida por Richard Burton, en la que Sara encarnará a Eugenia de
Montijo. ¿Posibilidades de que Liz Taylor también actúe en ella? Las hay. Me
gustaría ver a Liz y Sara, en un descanso del rodaje, hablando de sus cosas…
Todo puede llegar, todo puede llegar…, porque tratándose de nuestra
inconmensurable Sara Montiel, todo es posible. Todo.
Hebreo SAN MARTÍN
LA FOTO CCCLIX